Certezas sobre los medicamentos

13 de Octubre de 200920:38

El medicamento es definido como una sustancia química integrada en una forma farmacéutica y utilizado en personas, animales o plantas para prevenir, diagnosticar, tratar o curar enfermedades.

 

Según el criterio internacional establecido, los medicamentos dirigidos a los seres humanos deben ser  prescriptos por los médicos y odontólogos y dispensados por los farmacéuticos exclusivamente en las farmacias. Estos simples principios, lamentablemente no se cumplen en nuestro país desde hace muchos años.

Frente al problema actual que nos preocupa, donde se ha denunciado a la justicia la existencia de medicamentos falsificados o vencidos para el tratamiento de patologías graves, es importante mencionar que dichas anormalidades, aunque con variadas características, se vienen produciendo. Ya en junio de 2001, el propio ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica) denunciaba que el 22,7% de los medicamentos existentes en el país eran falsos o adulterados y que la mayor parte de dichos medicamentos se comercializaban en el sector extra-farmacéutico (quioscos, supermercados o en la vía pública). Recordemos que la OMS  (Organización Mundial de la Salud) estima entre un 7-12% la producción de medicamentos falsos o adulterados  en el mundo , y la OPS (Organización Panamericana de la Salud), estima valores similares e incluso más  altos en algunos países latinoamericanos,(hasta un 25%).

La OMS/OPS define la falsificación como “un producto cuya presentación ha sido deliberada y engañosamente elaborada para que no refleje su real contenido o su real origen” y se pueden señalar las posibles principales falsificaciones: 1- sin ningún componente activo, 2- componente activo diferente a lo declarado, 3- componente activo en cantidad diferente a lo declarado, 4- envase falsificado, 5- fecha de vencimiento alterada, 6- producto de contrabando, entre otras formas. 

No todo pasa por la adulteración o falsificación de los medicamentos, es frecuente también el robo de medicamentos, especialmente a camiones transportadores, o a droguerías y farmacias, todos estos medicamentos reingresan en algún momento al circuito de venta. En general en aquellos productos falsificados, su calidad medida en eficacia o seguridad no son equivalentes a los productos originales .En general ,estos medicamentos adulterados que reingresan al mercado carecen de toda garantía de seguridad y calidad ,tanto por las modificaciones mencionadas antes, como por haberse perdido la cadena de frío que es indispensable para muchos medicamentos .Por lo tanto en todos los casos estos medicamentos falsificados o robados son definitivamente peligrosos para la salud de la población.

 

En que se diferencia lo antes mencionado y lo que está ocurriendo ahora?

Desde que los medicamentos pasaron a ser un bien comercial y de mercado, la posibilidad de múltiples formas de explotación y comercialización se han incrementado en todo el mundo.

Está demostrado que la falsificación de medicamentos es una actividad delictiva que produce grandes beneficios económicos, por eso también tiene alcances internacionales, es importante mencionar que en Estados Unidos se estima para el año 2010 el “mercado” de medicamentos falsificados podría llegar a alcanzar la cifra de 75.000 millones de dólares (OMS-2005).

El consumo de medicamentos adulterados conduce en el mejor de los casos al fracaso terapéutico o a la resistencia medicamentosa y en los casos más graves a la muerte del paciente.

Basta recordar la epidemia de meningitis en Nigeria (1995) con la muerte de 2500 personas de 50000 que habían sido inoculadas con vacunas falsificadas o el consumo de paracetamol, elaborado con una sustancia tóxica (dietilenglicol) con 89 muertes en Haití (1995) y 30 lactantes en la India (1998), o los casos de muertes en mujeres embarazadas que habían consumido un producto farmacéutico adulterado conteniendo hierro en nuestro país(2005).

En la denuncia del ANMAT  del año 2001, los productos falsificados  correspondían a medicamentos analgésicos, antigripales  y   para trastornos digestivos, etc, y en general de bajo costo y de posibilidad de venta fuera de la farmacia ,por ser la mayoría de ellos de venta libre.

Lo que está sucediendo actualmente es que los medicamentos falsificados corresponden a los de alto costo y para el tratamiento de patologías graves: cáncer, hematológicas, etc.,y en donde se pone en riesgo la vida del paciente.

El otro aspecto a considerar, es la comercialización de los medicamentos que permite la posibilidad del ingreso al sistema de ventas a estos  productos falsificados, planteando una verdadera situación de salud pública. Cuando los precios de venta y los costos de los tratamientos son altos, como en los casos denunciados, donde un producto puede llegar a costar $10.000 por tratamiento, la tendencia de los prestadores (obras sociales, prepagas, ministerios) es su adquisición por vía de ofrecimientos más económicos y por fuera del sistema de suministro normal, como está ocurriendo con las compras de medicamentos vía Internet o intermediarios con capacidad de negociación,  eludiéndose  los mecanismos de entrega por fuera del sistema farmacéutico.

El agravante de esta situación es que muchos de estos productos de alto costo no están registrados en los manuales de precios de venta existentes: Kairos o Manual Farmacéutico, y para su cotización debe recurrirse al propio laboratorio o a los intermediaros con capacidad de comercialización.

Estas múltiples formas de distribución, muchas de ellas no siguiendo mecanismos  lógicos y claros, permite que intermediarios carentes de idoneidad y ética, tengan acceso y posibilidades de entrega de medicamentos falsos o adulterados a obras sociales, clínicas e incluso a los propios pacientes.

Lógicamente, todos aquellos involucrados en la falsificación o adulteración de envases, fechas de vencimiento o troqueles, deben ser sometidos a la justicia por tratarse de actividades delictivas que tienen el agravante de poner en riesgo la salud y la vida de la población. Al mismo tiempo sería conveniente establecer pautas únicas y claras de comercialización, costos y trazabilidad de los productos para todos los medicamentos, incluyendo los de alto costo, que deberían ser incorporados a las estrategias normales de monitoreo y fiscalización del estado. Por otra parte es indispensable volver a jerarquizar a los farmacéuticos, que son los profesionales responsables de la dispensación y cuidado de los caminos que recorre el medicamento desde su salida del laboratorio , y de la asistencia farmacéutica de la población,  hacer esfuerzos a fin de reorganizar todo el sistema, con criterios técnicos y científicos, pero por sobre todo con transparencia. 

 

La misma nota fue publciada en el matutino platense "Diagonales", el 18 de septiembre de 2009. (Contratapa)

 

 

                                                                                                           

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