Hace 2 años fallecía en un accidente automovilístico el presidente de FEMEBA, Jorge Ochoa. Había nacido en Stroeder, provincia de Buenos Aires, el 10 de abril de 1932. Se graduó de doctor en Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata en 1960. Tenía 79 años y una prolongada trayectoria de militancia política y gremial. Muchos recuerdan sus primeros pasos como titular del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina platense y como el primer titular de la Federación Universitaria de la Plata.  En su memoria, la sala del Consejo Directivo de FEMEBA lleva su nombre.
Queremos tomar algunas de sus palabras, en el sentido que de alguna manera a las personas que necesitamos, deseamos que siempre permanezcan con nosotros, que no se vayan, porque las queremos,  pero querer –nos decía- significa comprometerse no ya con sus ideas o con todas sus ideas, sino comprometerse con su actitud, en definitiva revalorar la actitud. Todos en algún momento sentimos, porque no decirlo, la sensación de sembrar en el vacío, en la nada. Pero luego, hay algo particular, singular, único e irrepetible, que nos enseña lo importante de creer en la integralidad de la persona humana y en la concreción de un futuro mejor.  De las virtudes cognitivas de sus lecturas nos recordaba con frecuencia las palabras del escritor portugués José Saramgo: el mundo es pésimo, pero no pienso vivir en el pesimismo.
Quienes lo conocieron en profundidad cuentan su oposición a los apelativos reductivos como doctor, profesor, maestro. A determinadas personas les basta su nombre para defender ideas y principios. Es como un sello distintivo.
A dos años de tu fallecimiento, querido Jorge Ochoa, te recordamos con mucho afecto.