Prevención del cáncer colorrectal

23 de Agosto de 201709:33
El cáncer de colon y recto -o colorrectal (CCR)- es el tumor maligno que se desarrolla en la última porción del tubo digestivo -el intestino grueso-que está compuesto por el colon y el recto, y se produce como consecuencia de una compleja interacción de factores hereditarios y ambientales.

PREVENCIÓN DEL CÁNCER COLORRECTAL: MUCHO PARA GANAR
El cáncer de colon y recto -o colorrectal (CCR)- es el tumor maligno que se desarrolla en la última porción del tubo digestivo -el intestino grueso-que está compuesto por el colon y el recto, y se produce como consecuencia de una compleja interacción de factores hereditarios y ambientales.

En nuestro país, el CCR es el segundo cáncer más frecuente en las mujeres (detrás del cáncer de mama) y el tercero más frecuente en los varones (luego del cáncer de próstata y de pulmón). Se estiman algo más de 13.000 casos nuevos por año entre ambos sexos.
Asimismo el CCR causa unas 7.000 muertes anuales en Argentina, el 12% del total de muertes por tumores malignos, ubicándose en el segundo lugar luego del cáncer de pulmón (9.000 muertes, 15,3%) y precediendo al cáncer de mama (5.700 defunciones, 9,3%).

Por qué se produce el CCR: factores hereditarios y ambientales
El 90% de los cánceres colorrectales se producen en personas mayores de 50 años de edad y tiene una incidencia levemente mayor en hombres que en mujeres. Un 75% del total de casos de CCR se desarrollan en personas que no presentan historia personal ni familiar de la enfermedad. El resto (alrededor del 25%) se producen en personas con riesgo adicional debido a los antecedentes personales de algunos tipos de adenoma, de CCR o de enfermedad inflamatoria intestinal, o con antecedentes familiares de CCR o de adenomas únicos o múltiples.

Hay pruebas consistentes de la asociación entre los hábitos de vida y la aparición de CCR. Una dieta pobre en vegetales y verduras (con poca fibra) y rica en carnes rojas y grasas de origen animal favorece el desarrollo del cáncer. También contribuyen a aumentar el riesgo el sedentarismo, la obesidad, el exceso de alcohol y el hábito de fumar.

Cómo se desarrolla la enfermedad

El tumor crece muy lentamente. En la mayoría de los casos de CCR se produce primero un pólipo (un crecimiento anormal pero benigno de las células de la pared interna del intestino grueso) denominado adenoma, que puede evolucionar durante más de 10 años antes de transformarse en un CCR. Esto brinda una ventana de tiempo para detectar y remover los pólipos antes de que progresen a cáncer.
Cuando ya se desarrolló el tumor se localiza inicialmente en la pared del intestino (fase temprana), pero si no se detecta y trata a tiempo puede diseminarse hacia los ganglios linfáticos u otros órganos vecinos, o extenderse a distancia (por ejemplo al hígado o al  pulmón) dando lugar a las llamadas metástasis, lo que constituye la fase avanzada de la enfermedad.

Prevención y diagnóstico temprano

La recomendación general para reducir el riesgo de CCR es consumir una dieta rica en fibras, especialmente vegetales y frutas; disminuir el consumo de carnes rojas y grasas de origen animal; ingerir productos ricos en calcio (lácteos); realizar ejercicio físico regularmente y evitar el sobrepeso; disminuir el consumo de bebidas alcohólicas y evitar el tabaco.

Pero además, desde los 50 y hasta los 75 años se recomienda que todas las personas, aunque no tengan síntomas, se efectúen chequeos regulares para detectar y extirpar los adenomas o detectar y tratar el cáncer colorrectal en una etapa temprana. Esto se denomina prevención secundaria de la enfermedad. Es importante destacar que, en caso de existir antecedentes familiares o personales de cáncer de colon o pólipos, puede ser necesario iniciar los exámenes en edad más temprana.

Alternativas para detectar los adenomas o las fases tempranas del CCR

La progresión lenta del adenoma al CCR favorece la realización de exámenes periódicos de rastreo para detectar y extirpar los pólipos antes de transformarse en cáncer. Además, cuando el CCR es detectado en una fase temprana, las posibilidades de curación son superiores al 90% y los tratamientos son menos invasivos.

Hay diferente estrategias eficaces para lograr este objetivo. Su selección depende de las preferencias personales y de las posibilidades organizativas dentro del ámbito local. Los estudios de detección recomendados por el Programa Nacional de Cáncer Colorrectal son:

•    El test inmunoquímico de sangre oculta en materia fecal
Se utiliza para saber si hay sangre en la materia fecal no observable a simple vista (de allí la denominación de “sangre oculta”). Varias son las causas que pueden generar la aparición de sangre oculta en la materia fecal, entre ellas los pólipos o el cáncer colorrectal, de modo que cuando el resultado es positivo debe investigarse el origen con estudios apropiados, habitualmente una colonoscopía.
Una ventaja de este examen es su simpleza, ya que la persona toma la muestra en su propia casa. Las técnicas actuales por inmunoquímica detectan sólo hemoglobina humana pero no la de origen animal, por lo que no se requiere dieta previa.
La repetición de estas pruebas en forma anual o bienal ha demostrado ser un método efectivo para reducir la mortalidad por CCR.
•    La colonoscopía
Es un estudio endoscópico que mediante un tubo flexible con una cámara permite examinar minuciosamente el colon y el recto. De esta manera permite la visualización directa de toda la mucosa colorrectal  y posibilita la detección y extirpación de pólipos o la detección temprana de cáncer. La realizan profesionales especializados y se realiza con sedación, por lo cual la persona no experimenta dolor alguno. En el mismo estudio se pueden extirpar los pólipos previniendo el cáncer colorrectal.
La colonoscopía es el método de elección en las personas que consultan por síntomas (como sangrado digestivo, anemia o cambios del ritmo evacuatorio) y para quienes tengan un resultado positivo de sangre oculta en materia fecal. El rastreo con colonoscopía en personas de riesgo promedio debe realizarse desde los 50 hasta los 75 años de edad.
Existen otras pruebas de detección y diagnóstico. Cada una tiene sus ventajas y desventajas. Los pacientes y sus médicos deben hablar sobre los beneficios y los riesgos potenciales asociados a cada opción cuando decidan qué prueba utilizar y con qué frecuencia debe hacerse el examen.
En resumen, se recomienda consultar con el médico para realizar estudios:
•    Cuando se presenten síntomas como sangrado digestivo, cambios en la forma habitual de evacuar el intestino, dolor abdominal o rectal frecuente, anemia o pérdida de peso).
•    Las personas con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn (sin importar su edad).
•    Si hay antecedentes personales o familiares cercanos (padres, hermanos o hijos) de pólipos adenomatosos o cáncer colorrectal.
•    Todos los varones y mujeres entre 50 y 75 años, sin síntomas ni antecedentes familiares, para efectuarse alguno de los exámenes preventivos.

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