Médicos de mi Provincia. Dr. Walter Villalba

19 de Abril de 201712:05

Walter Alejandro Villalba es médico cardiólogo de la Asociación Médica Bahía Blanca. Nacido hace 45 años en el barrio La Falda de esa ciudad, es el mayor de cuatro hermanos también profesionales, dos Odontólogos y un Geólogo. Está casado con Ana que es Arquitecta y tienen dos hijos. 


De su época de estudiante universitario en La Plata, cuenta que en su afán de ser médico le dedicó demasiado tiempo a la Universidad, pero gracias a eso pudo recibirse “en tiempo y forma”. Hizo residencias en su ciudad natal, primero en el Hospital Municipal y luego la de Cardiología en el Hospital Privado del Sur. En el año 1998 realizó una formación sobre Terapia Intensiva y Escuela de Medicina en la Universidad de Mc Master y en el Hospital General de Hamilton, en Canadá.

¿Cómo fue tu vida en La Falda?
Mi casa estaba pegada al club, así que practicaba muchos deportes: fútbol, natación, ciclismo y por supuesto básquet en la capital de ese deporte. Rodrigo Palacio (quién jugaba un poco mejor que yo, ahora está en el Inter de Italia) vivía a la vuelta de mi casa. Después me pasé y jugué básquet en el Club Napostá hasta que terminé la secundaria. Mi vida deportiva la retomé con intensidad luego de recibirme. Ahora es una pasión: el montañismo.

¿Cómo llegaste a esa actividad?
Fui alumno del Colegio Don Bosco en Bahía y a modo de primeras prácticas nos llevaban a Sierra de la Ventana y a Tres Picos. Ahí me empezó a gustar, pero era solo un entusiasmo juvenil, un hobby.

¿Cuándo iniciaste la práctica fuerte?
En principio fueron esporádicas y muchas veces en soledad. Por la cercanía viajaba al Abra de la Ventana, hasta que un día culminando la Residencia en un Centro de rehabilitación que había formado con unos colegas, conocí como paciente al Coronel de Montaña Valentín Ugarte, que había sufrido un infarto y se le había colocado un stent. En las charlas que teníamos salió el tema del escalamiento y un día me dice: “te quiero agradecer tu atención. Te invito a hacer cumbre en el Lanín”. Por supuesto que le contesté que sí.

¿Él era tu guía?
Por supuesto, el Coronel me enseñó entre otras cosas métodos de entrenamiento, estrategia y cuerdas. Yo como médico lo cuidaba aunque sabiendo que ante un problema cardíaco no hay solución, porque no se puede armar una la logística que te permita bajar a alguien de la montaña en esas circunstancias.

¿Hicieron cumbre?
Lo logramos en el tercer intento, por el 2005/2006. Las dos primeras fracasaron por el clima adverso. Nos acompañó esa vez otro militar. Ahí conocí y valoré la profesionalidad de esos hombres de montaña.

Nombraste un Centro de rehabilitación.
Sí. Se llama CEPREC (Centro de prevención y rehabilitación cardiovascular) y funciona en Uno Bahía Club. Soy el Director médico. Trabajamos en equipo con los cardiólogos Pablo Bualó y Gustavo Carrasco y quien coordina todo es el Prof. de Educación Física orientado en Deportología Lucas Abraham. Organizamos actividades deportivas con la participación de la familia. Entrenamos a gente que tuvo cualquier tipo de problema cardíaco producto del sedentarismo y el exceso de peso, a quienes les programamos la actividad física básica para mejorar su calidad de vida. Sabido es que todo lo que tenga que ver con la prevención y el tratamiento con las enfermedades cardiovasculares va de la mano a la actividad física. Además realizamos durante todo el año jornadas de paseo con familias que pueden incluir trekking o bicicleteadas, pero la más convocante es la que realizamos en la comarca serrana los 29 de septiembre, que es el día del corazón.


Como médico frente al paciente, ¿cómo te definirías?
Soy muy exigente en cuanto a la alimentación y a la actividad física. También en combatir el tabaquismo y en mantenerse en peso. La dieta es clave en el tratamiento y yo se la manejo a los pacientes. Trato de tener una actitud amigable pero con solidez profesional para que lo mío tenga valor. No me pongo a distancia porque eso mina la confianza. No soy imperativo ni me impongo, como ocurría antes. Trato de mantener un equilibrio y que la confianza sea un denominador común.

¿Y te das cuenta cuando te hacen trampa?
El caso más común es el del fumador. Por el olfato, por el color de los dedos y la piel, los labios, el sonido gutural de la laringe o la tos, me doy cuenta y se lo digo para que sepa que el seguimiento es integral.

¿Cuál es tu actitud frente a un paciente que leyó algo en internet sobre su patología?
Ante todo, no desautorizarlo, y si no lo leí le pido que me lo pase. Ahí el paciente siente que colabora. Y cuando algo no lo sé derivo al especialista correspondiente. El paciente lo toma como una fortaleza y aumenta la confianza. Los avances en la especialidad tienen mucha prensa a favor. En casi 17 años de profesión los avances han sido fabulosos, muchos procedimientos delicados ahora son mínimamente invasivos a través del cateterismo. Las unidades coronarias están cada vez más desarrolladas y los medicamentos cada día se vuelven más sólidos. Se colocan marcapasos inteligentes, aparatos que te vuelven a dar la coordinación entre las cámaras cardíacas. Los avances son tantos y tan sofisticadas y las subespecialidades tan complejas que le perdés un poco el ritmo.

Y los nuevos profesionales, comparándolos con los de tu generación, ¿cómo son?
No son ni más ni menos inteligentes que antes, son distintos. Lo que tienen es menos capacidad de trabajo y sacrificio. Nosotros podíamos hacer algunos trabajos gratis durante años y hacer guardia todos los domingos. Guardia y “chito la boca”. Hoy eso no existe más, y le ocurre a todas las profesiones. Han cambiado las generaciones.

¿El Aconcagua es un próximo desafío?
Por ahora no. Si bien llegué hasta los 4200 metros, disfruto más de lo que no es alta montaña plena.

¿Tus vacaciones las pasas en la montaña?
Sí. Con amigos o solo, aunque sean 3 o 4 días siempre me hago una escapada para despuntar el vicio.

¿Un lugar que te haya impactado?
Quizá la circunstancia influyó, porque para ayudar a un conocido con un problema de columna, acepté ser banderillero de una carrera de Mountain Bike en el Volcán Llaima en Temuco (Chile). Pasé 3 días disfrutando y ayudando como médico en la logística a enfermeros, camilleros y conociendo gente fabulosa en un lugar soñado.

César Mc Coubrey para FEMEBA Hoy
Edición: Gabriel Negri y Tomás Malato

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