Picadura de alacrán

24 de Enero de 201713:10
Las noticias de los últimos días reflejaron la aparición de casos graves de picaduras por alacrán, ocurridos en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires, dando actualidad a un tema del que los médicos asistenciales solemos tener poca experiencia directa. 

 
Las consecuencias de la picadura son potencialmente severas y de rápido desarrollo, lo que impone a todo profesional la necesidad de actuar en forma correcta y oportuna frente al evento. Se presenta una breve revisión del problema y de los aspectos principales de su prevención y tratamiento.

Qué son, dónde están

Los alacranes o escorpiones son invertebrados artrópodos cuya cola posee un aguijón capaz de inocular veneno, produciendo un cuadro clínico potencialmente grave. La especie Tityus trivittatus es la más venenosa de las presentes en la Argentina, los ejemplares adultos miden de 45 a 70 mm y se distinguen por su color amarillo o marrón claro.

El veneno contiene neurotoxinas que afectan el sistema nervioso simpático y parasimpático, con consecuencias potencialmente letales, especialmente en niños y ancianos, o personas debilitadas por problemas de salud. El veneno es mucho más tóxico en los casos infantiles, siendo raros los casos graves en mayores de 12 años.

Sin embargo no todos los alacranes son iguales, ni tampoco venenosos. Por eso, más allá de las medidas de prevención que se pueden tomar, es importante reconocerlos:
 
El alacrán tiene hábitos nocturnos. Es frecuente encontrarlos en el ámbito peridomiciliario entre escombros, maderas, ladrillos, grietas de las paredes, zócalos, huecos del revestimiento, ambientes que permanecen cerrados y sin aireación, debajo de los muebles o entre las ropas y los zapatos. Como se alimenta especialmente de cucarachas, todas las condiciones que favorecen la presencia de estas últimas serán favorables para su aparición.
Las picaduras por escorpión se reportan en forma esporádica en el centro y en el norte del país, en especial las provincias de Tucumán, Catamarca, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero y Córdoba. Durante el año 2016, Tucumán tuvo 2.300 casos confirmados, seguida por Santiago del Estero con 507 y Catamarca, con 439 casos, de acuerdo a los datos del Ministerio de Salud de la Nación.

En la Ciudad de Buenos Aires se ha realizado un mapa localizando casi cuatrocientos casos de aparición de Tityus trivittatus, hallando que se ubican con más frecuencia en las proximidades de ciertas estaciones de ferrocarril y de subterráneo, principalmente al este de la ciudad y con expansión hacia el oeste. "Han encontrado en el subte un lugar propicio para su reproducción, debido, principalmente, a la falta de higiene, a la presencia de cucarachas y a la alta temperatura ambiente durante todo el año, sumada a la oscuridad", señaló el doctor Carlos Damín, jefe de toxicología del Hospital Fernández a la agencia estatal Télam.




Consecuencias de la picadura

El veneno inoculado produce en primer lugar un fuerte dolor localizado. Sin embargo, la gravedad va a depender de la distribución de las neurotoxinas, que generan un cuadro sistémico de afectación neurológica y cardiovascular, incluyendo arritmias y paro cardíaco. La severidad del cuadro depende entre otros factores del lugar de la picadura, siendo menos riesgosa una picadura en el pie que en el cuello o la cabeza.
Los síntomas locales son:
  • Dolor agudo, punzante y muy intenso; sensación de quemadura.
  • Enrojecimiento localizado, leve edema.
  • Sensación de adormecimiento o anestesia alrededor de la picadura
  • Contracciones musculares fibrilares
  • Piloerección y sudoración localizada

Síntomas sistémicos:
  • Piel pálida
  • Fiebre y luego hipotermia
  • Cefalea, vértigo, agitación, delirio, convulsiones.
  • Visión borrosa y movimientos oculares rápidos
  • Hipersecreción glandular: sudoración, salivación, lagrimeo, rinorrea.
  • Dolor abdominal, diarrea y vómitos
  • Taquicardia seguida de bradicardia; otras arritmias; opresión precordial.
  • Taquipnea, bradipnea, distress respiratorio.
 
Según la gravedad de  los síntomas, el cuadro se clasifica en:
  • Leve: signo-sintomatología exclusivamente local.
  • Moderado: síndrome local acompañado de síntomas sistémicos como sudoración discreta, náuseas, vómitos ocasionales, sin compromiso hemodinámico y respiratorio de importancia. Puede haber taquicardia secundaria al dolor y la signología descripta.
  • Grave: a los síntomas anteriores se agregan una o más de las siguientes manifestaciones clínicas: confusión mental que alterna con excitación psicomotriz, taquicardia seguida de bradicardia, aparición precoz de sialorrea, rinorrea y epífora, hipotermia, palidez, frialdad de los miembros, bradipnea, crisis de sudoración. Vómitos profusos y frecuentes son signo de mal pronóstico. Los pacientes con cuadros graves pueden presentar shock con hipo o hipertensión.

Evaluación y tratamiento médico de la picadura de alacrán

Cuando se recibe la consulta, por lo general el antecedente de la picadura es evidente y orienta rápidamente la interpretación del cuadro. El dato puede faltar en casos de niños pequeños, que despiertan con dolor y llanto incontrolable de comienzo brusco y sin causa aparente.
Los datos clínicos permiten clasificar la gravedad del caso. En los casos leves, con síntomas y signos locales solamente no es necesario realizar otros estudios, y una observación de 6 horas será suficiente.

El laboratorio en los casos moderados o graves muestra algunos parámetros bioquímicos y hematológicos alterados, que pueden ayudar al diagnóstico pero son inespecíficos. La glucemia generalmente se encuentra elevada, mientras que la amilasa sérica presenta generalmente un aumento tardío y desciende entre 24 a 72 horas post accidente. Puede haber hipokalemia, y se observa leucocitosis neutrofílica, que son hallazgos comunes y descenderían pocas horas después de la aplicación del antiveneno. Puede hallarse acidosis metabólica con anión gap aumentado. En los casos graves, en el inicio del cuadro clínico, las enzimas CPK, LDH y sus isoenzimas pueden estar normales o levemente aumentadas, presentando valores más elevados con la evolución del cuadro. Si hay daño miocárdico puede aumentar la CK-MB.

El electrocardiograma puede mostrar alteraciones diversas, tales como:
  • Trastornos de la conducción A-V (bloqueo de primer o segundo grado y raramente bloqueo A-V completo).
  • Trastornos de la conducción intraventricular como bloqueos de rama.
  • Arritmias: taquicardia o bradicardia sinusal, extrasístoles ventriculares o supraventriculares, fibrilación auricular, taquicardia paroxística y supraventricular.
  • Trastornos de la repolarización ventricular, con aumento del voltaje; onda T en tienda de campaña, aplanada o invertida; infradesnivel del segmento ST (indicador de mal pronóstico); prolongación del QTc.

La radiografía de tórax puede mostrar compromiso respiratorio o cardíaco, y el ecocardiograma permite precisar el grado de disfunción ventricular.

Cuando se produce un envenenamiento sistémico (moderado o grave), es necesaria la internación, en unidad de terapia intermedia o intensiva, donde se pueda realizar monitoreo cardiaco continuo y control estricto del medio interno. Es primordial la pronta aplicación del antiveneno.
Las medidas de orden general para el correcto manejo de los accidentes por escorpiones consisten en:
  • Aplicar compresas frías o hielo en la zona de la picadura. Esto contribuirá a calmar el dolor y producirá vasoconstricción, enlenteciendo la liberación del veneno.
  • Utilizar analgésicos si fuese necesario. Si el dolor fuera muy intenso, eventualmente se puede aplicar lidocaína subcutánea en el sitio de la picadura.
  • Colocar un acceso venoso y asegurar las medidas generales de sostén cuando sea necesario de acuerdo a la gravedad del cuadro.
  • Vigilar la mecánica respiratoria, el estado hemodinámico, el equilibrio hidroelectrolítico y la función renal.
  • Evaluar la necesidad de profilaxis antitetánica.

Acciones que deben evitarse:
  • Apretar o perforar el área de la picadura
  • Quemar o aplicar soluciones sobre la misma
  • Intentar retirar el veneno con la bocaAntiveneno:

Antiveneno

La picadura en sujetos adultos no suele ser de gravedad, por lo que en general NO es necesario el uso de antiveneno específico. La mayoría de las veces es suficiente calmar el dolor. Se debe mantener la observación clínica durante seis horas.

En los niños, sobre todo pequeños, frecuentemente el cuadro general es más grave, por lo que, independientemente del cuadro clínico o de la aplicación del antiveneno, deben preferentemente ser ingresados a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI). La experiencia internacional ha mostrado una drástica disminución de la mortalidad con la combinación del uso de antiveneno más la internación en la UTI.

El antiveneno producido en el país usa como inmunógeno el veneno de Tityus trivittatus, neutralizando el veneno de esta especie y el de Tityus confluens.

La aplicación del antiveneno dentro de las dos horas de la picadura mejora el pronóstico. La dosis se calcula según la gravedad del cuadro, pero no se modifica por la edad o peso del paciente. Se administra por vía intravenosa rápida. Las reacciones alérgicas pueden presentarse pero son más raras que en otros tratamientos con sueros heterólogos, probablemente debido al pequeño volumen utilizado y a los niveles elevados de catecolaminas circulantes que provoca el propio veneno.

Recordar que en todos los casos son enfermedades de notificación obligatoria y está indicada la consulta al Centro Nacional de Intoxicaciones (0800-333-0160) o al referente local o regional.
 
Importancia de la prevención:

Es esencial acondicionar el domicilio y sus alrededores de modo de evitar la presencia de los escorpiones y en particular, su ingreso al hogar. Las normas del Ministerio de Salud de la Nación contienen un listado de recomendaciones para público general, que se transcriben en hoja aparte para permitir su reproducción y distribución.
 
 
Referencias:



NOTA: EN EL PDF ADJUNTO ENCONTRARA INFORMACION PARA LA POBLACION.


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