El periódico El Oeste de Carlos Casares publicaba el 26 de mayo pasado que tras haber permanecido varios días internado en el hospital local por un problema de salud, el Dr. Raúl Sadovsky fue derivado al Hospital Alemán de Buenos Aires. Las últimas noticias decían que su estado evolucionaba favorablemente, por lo que en pocos días sería dado de alta. Este hecho quedó atrás y el hoy y ahora lo encuentran tranquilo y pleno. Tras la pregunta de rigor sobre su estado de salud, nos comenta que sigue atendiendo en su consultorio y que a sus 71 años y casi 50 de médico, la pasión por su trabajo y la música se mantienen incólumes.

Me dedico a la cardiología dinámica (mapeos de presión, exámenes Holter) aunque, viviendo en una ciudad chica como mi Carlos Casares natal, la consulta de pacientes a quien asisto desde siempre, sigue siendo "casi" la misma.

Sadovsky nos cuenta que en su familia hay varios médicos. Sus primos directos, los doctores Moisés y Fanny Aptecar, que eran los jefes de Cardiología del Sanatorio Antártida. “Con ellos inicié el estudio de esta especialidad. Pasé por la vieja Fundación Hermenegilda Pombo de Rodríguez, donde aprendí Ecocardiografía con los doctores Glenny y Cuesta Silva”. Luego, los años de profesión, los congresos y las charlas le fueron dando el bagaje de conocimientos que hoy acumula.

Al preguntarle sobre su padre, nos menciona que fue fotógrafo y músico. “La única ciencia infalible, en mi opinión, es la genética, así que alguna cadena de ADN de mi viejo, vino a mí y despertó una pasión por la música”.

Se me ocurrió por esa época decirle a mí viejo: “papá, me gustaría ir a estudiar música a Europa”. Me miró y su contestación fue genial: “¿Vos sabes nadar?... porque yo no te puedo mandar”. Hice primaria y secundaria entre Carlos Casares y Buenos Aires, donde también me recibí de médico (muy joven, lo cual fue un error y no aconsejo). Tanto durante el desarrollo de la carrera como después, estudié música. Primero con profesores de Buenos Aires, luego con mi hija que es musicoterapeuta y docente, y algunas otras cosas con mi hijo, que manejaba bien la armonía musical. Hace poco le dije justamente a mi hija que quería aprender física acústica (que estudia la producción, transmisión, almacenamiento y percepción o reproducción del sonido). Su respuesta se emparenta, por la originalidad, con lo que me había dicho mi padre: “papá, no se puede aprender la tabla del 9 si antes no sabes la del 8". El trio de hijos lo completa una psicóloga con Masters en Recursos Humanos.

Fui Secretario de Salud Pública Municipal y Director del Hospital Municipal por varios años. Hice, en la etapa de dirección, un estudio de Gestión de Calidad en la Universidad del Sur, proceso creado por ingenieros americanos y recibido y mejorado por los japoneses. Algunas cosas cambiaron durante mi dirección hospitalaria, nutridos mis conocimientos por clases de administración hospitalaria con el trágicamente fallecido Dr. "Turco" Modad. Mi conclusión fue que para poner en marcha este método, se necesita tener personal bien pago y en lo posible, ser japonés de origen y crianza.

Ahora sí le preguntamos sobre su música.

Salvando las distancias, me gustaría ser como Eduardo Lagos,el padre de la música de proyección folclórica en nuestro país, que era buen oftalmólogo pero su reconocimiento lo logró como músico.Con el abogado Abel Miguel creamos un cuarteto de cumbia para nuestra diversión. Creo que todavía me duele el diafragma de tanto reírnos, así hemos ahorrado mucho dinero por no requerir psiquiatras ni Valium. Luego, ya seriamente, creé un cuartero de folklore instrumental con el que grabamos tres discos, uno de los cuales se editó también en Japón. Lo mío es un hobby y es una bendición tener este o cualquier otro, el que sea, para desestresarse de esta profesión que si bien es grata, muchas veces se hace difícil de llevar.