Médicos de Mi Provincia. Dr. Vicente Primerano

20 de Octubre de 201510:03
Vicente Primerano (70) pertenece a la Asociación Médica Coronel Brandsen. Médico clínico, docente, dirigente gremial y escritor. Casado, con dos hijos y nietos, cree que la medicina es una herramienta estratégica que permita lograr y mantener el derecho a la vida y a la salud para que las personas desarrollemos nuestras potencialidades.

A su modo de ver “todos tenemos algo de docentes y algo de médicos. Como si ambas misiones fueran inherentes a la condición humana, ambas se brindan con amor y si no es así, aunque lleguen a destino no logran el sagrado objetivo”. Le gusta reparar antigüedades, hacer pátinas y reciclar objetos. Lleva escrito más de un centenar de poesías, la mayoría en la juventud. En 2004 comenzó a escribir cuentos, que no sabe si alguna vez publicará. En su época de estudiante leía a José Ingenieros, la totalidad de las obras de Erich Fromm, a Paulo Freire un progresista educador brasilero y a Víctor Frankl además de libros y ensayos  políticos en especial sobre los años 70.        
        
Primerano viajó durante cuarenta y cinco años diariamente desde Brandsen a La Plata  y muchas veces en dos oportunidades por día, para concurrir a los cursos de postgrado, ya sea como alumno o como docente; que esa infinita cantidad de kilómetros los hizo escuchando radio, reflexionando, proyectando, planificando, con el deleite incansable de contemplar los amaneceres con el sol siempre  a su izquierda de la ruta 215 y que muchas veces se detuvo a fotografiar esos cielos incendiados de naciente sol y que también se acostumbró a manejar “en la niebla”, que según su propio decir es más peligroso que “manejar con niebla”.  

Al confesarme que ama tanto la docencia como la medicina le pido una definición de estos dos amores…           
Como médico nunca pude ni puedo dejar de ser docente y como docente no puedo dejar de ser médico y en ambos casos como en la vida y en cualquier tipo de relación, las cuatro cualidades de Fromm (cuidado, conocimiento, responsabilidad, respeto de los derechos)  se han erigido en mi “imperativo categórico.          
                                                                                                       
¿Qué es para usted la medicina y la docencia?    
La medicina es una herramienta estratégica que permita lograr y mantener el derecho a la vida y a la salud para que las personas desarrollemos nuestras potencialidades. Ha sido algo muy importante, me ha disciplinado en el estudio, me ha ayudado en el trato interpersonal, y sobre todo ha contribuido a mi formación  médica. Pienso que la docencia es una de las posibilidades  de formación médica continua como lo es también  el trabajo  responsable y consciente en cualquier efector del sistema de salud estatal o privado.

¿Cómo fue su vida y su formación?
Nací en Brandsen el 8 de noviembre de 1944. Viví en una vieja casona de la calle Azcuénaga, (la última asfaltada hasta la década del 50, que ha sido con el tiempo muy particular y llena de recuerdos, porque en cuatro antiguas casas pasamos parte de la infancia y adolescencia seis niños que con el tiempo y por rara coincidencia llegamos a ser seis médicos. Mi casa natal la dejé para vivir en La Plata cuando ingresé a Medicina. Allí, mi padre hacia quinta y mi madre el pan, durante más de 20 años  a pesar que vivíamos pegado a una panadería. El fútbol,  la bolita, el vigilante y ladrón, la payana, las figuritas, y la escondida eran divertimentos habituales. Lo veíamos como un juego repartir programas del cine a cambio de la entrada gratis.  

¿Quiénes eran los otros cinco niños?   
Vicente Ierace (mi primo). Nacimos en la misma casa y en la misma habitación. En la panadería nació Alfredo Del Río y vivió Ana Kuz. Al frente, en otra casa, nació Pedro Caminos y en la casona  donde ahora está el comité de la Unión Cívica Radical (UCR) vivió Marcos Gelsi. Una coincidencia más: cinco de ellos con el tiempo fuimos funcionarios  municipales de Salud o directores de hospital. Ana Kuz falleció muy joven en la Puna de Atacama en un viaje en auto hacia Perú, país donde vivía. Con Del Río construimos una amistad que aún perdura. Marcos Gelsi, falleció.

¿Qué docentes lo influenciaron?                                                                                           
Tuve maestras  muy buenas en mi escuela Nº 1. Pero mantengo mucho afecto por dos que nombraré por orden alfabético: Teresa Anaya y Eloisa Mayoral. A la primera la visito como médico y pienso que así como ella  me enseñó a cuidar mi vida, yo ahora le devuelvo esa gracia enseñándole a cuidar su salud. Fue, de esa manera docente y médica, ahora con ella  soy un poco médico y un poco docente. Con Eloísa también nos encontramos cada tanto los egresados del 57. Aún conservo una libreta de firmas y saludos donde escribió: “cultiva siempre a la par de tu inteligencia las cualidades de tu corazón pues si no fuera así nunca lograras un éxito completo…pero sé que tú serás un hombre de bien. Eloisa 28.11.57”. A Eloísa y a la entonces subdirectora, le debo el habernos aconsejado, a mis padres y a mí,  que ingresara al Colegio Nacional  de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) al que  estoy  eternamente agradecido por la formación integral y  humanista.

¿Viajaban todos los días?           
Si. Brandsen no tenía un colegio secundario. Viajábamos  unos cincuenta estudiantes en el tren que salía a las 5 y 20  y era habitual que llegase tarde, que estuviera sin calefacción, sin vidrios en las  ventanillas y sin luces. Llegábamos de vuelta alrededor de las dos de la tarde. Muchas veces llegaba, almorzaba e iba a ayudarle a mi padre a realizar algún trabajo de albañilería. En esos tiempos no se usaban guantes, ni había agua corriente, ni mezcladora. Todo bombeando y a pala. Desde principios del 69 atiende el consultorio en su casa y a partir de 1970 se dedica la Clínica Médica como médico-docente de la Dirección de Psicología en el  Centro Educativo Complementario y que esto le significó una ayuda en su formación en Educación para la Salud. Fue médico de la fábrica Citroën ubicada en Jeppener; que políticamente es Radical (una oveja negra de una familia que no lo era) y que ocupó un cargo importante, ya que en el 2011 presidió el comité de su ciudad y que participa desde el 94 en la confección de las plataformas de salud municipal; es el que del 2004 al 2008 ocupó cargos en la función pública como Secretario de Salud y Desarrollo Humano y Coordinador de Foro de Medio Ambiente y que ha participado de muchas charlas de Educación para la Salud en escuelas del distrito para maestros, padres y alumnos y que durante más de treinta años participa en la actividad gremial habiendo sido varias veces presidente  y en tres oportunidades Consejero de FEMEBA. Hace casi 30 años asiste a los internados de un hogar de anciano de la fundación San Vicente de Paul, actividad que, nos cuenta, le ha ayudado en su formación profesional y humana.

¿Qué recuerda de su padre?
De mi padre aprendí el hábito del trabajo y desde niño pensé que podía emularlo. Pienso que eso no se hereda, se contagia.

¿Estudiante aventajado?
No. mediana inteligencia. Esto hizo que debiera dedicar mucho tiempo a las tareas escolares y así desarrollar el hábito de estudiar y laburar. En el último año del Colegio Nacional trabajé como celador de años inferiores. Luego, ingresé a la facultad en el 62. Un año después comencé como docente alumno  de Anatomía Descriptiva. Al poco tiempo me rentaron y una ayuda económica para los habituales gastos, pero sobre todo significó el despertar de la vocación docente. El año pasado cumplí 51 años de docente, más de docente que de médico, aunque el médico es algo docente así como el docente es algo médico. Para mi la docencia ha sido algo muy importante, me disciplinó en el estudio, me ayudó en el trato interpersonal, y sobre todo ha contribuido a mi formación  médica. Siempre digo, con emoción y sin falsa modestia, que de haber sabido lo que significaría la docencia en mi profesión y en mi crecimiento personal, en lugar de estar cobrando  tendría que estar pagando.

¿Dónde comenzó a trabajar de médico?
En las salas 6 y 2 del Policlínico. Ingresé como practicante en el 65. Hacia el 69 junto con el ingreso como docente en la cátedra de Medicina Interna, me incorporé  como médico concurrente y me jubilé como jefe de sala en 2004. También fui médico en guardias de los hospitales de niños, de Florencio Varela, del mismo Policlínico, de la Maternidad y del Hospital de Berisso. En el 78 terminé el doctorado y uno meses después concluí la Carrera Docente. Mi tesis fue sobre la punción vesical supra púbica en el diagnostico de las infecciones urinarias. Allí planteamos por primera vez que podían existir infecciones urinarias con conteos inferiores  al clásico número de 100.000. Quince años después planteamos lo mismo con el número de leucocito.

¿Resuma, por favor, su tan amada vida docente?
En 1978, a los 34 años, tuve la gracia de ser profesor adjunto de la Cátedra de Clínica Médica de pos grado del profesor Jorge Efraín Salvioli, una de mis grandes musas inspiradoras. En 1987 fui profesor adjunto  de la Cátedra A de Medicina Interna de  otro de mis maestros, el profesor Bernardo Eliseo Manzino  y  luego  del  profesor Oscar Giacomantone. Son quienes  integran la triada de mis queridos maestros. En 2005  me hice cargo de la titularidad de la cátedra en la que ingresé como alumno allá por el año 1965 y te repito como docente en el 69. En la actividad de postgrado tuve la oportunidad de conocer las realidades médicas de muchos pueblos del interior de la provincia y del país. Pienso que aprendí más que enseñar. En noviembre de 2014, al cumplir 70 años y 52 años de docente, como corresponde al haber llegado a esta edad, presenté mi renuncia como titular y comencé  el año sabático hasta que llegue la jubilación o cumpla 71 años. Ahora trabajó en la reedición de una investigación sobre la distribución geográfica de los médicos de la provincia. Datos de valor estratégico universitario, sanitario y gremial.

¿Está orgulloso de sus logros?                        
No me siento orgulloso de nada, me siento agradecido  de todo  lo que la vida me brindó. Agradecido por Natty, mi esposa, que me acompaña desde los años del colegio secundario y por mis tres hijos, Priscila, la mayor, estudió Arquitectura, Danisa, que estudió Profesorado de Geografía y Santiago, médico Psiquiatra. Los tres son docentes en las respectivas profesiones. Gracias a  ellos disfrutamos de siete hermosos nieto. De lo que si estoy orgulloso es de mi pequeño huerto porque la primer papilla que comieron ellos, la calabaza fue de la quinta del “nono” por eso les digo que ellos son de “Orden de la Calabaza”. También les digo que son integrantes de otra orden, la “Orden del Jordán” porque cuando tuve la gracia de visitar Galilea  traje agua del río Jordán  y todos fueron bautizados con esa agua que aún nos queda.

¿Concluimos con anécdotas, que le parece?
Valoró dos anécdotas, con mucha emoción. Hace unos 20 años, mirando  el diario en un desayuno de domingo  leemos un artículo con el título “Piden ayuda al mundo”. Se trataba de una estudiante de Química de la Universidad de Pekín con una rara enfermedad. Daban datos para enviar sugerencias diagnósticas. Era un teléfono del diario El consultor de salud. Al día siguiente cuando llego al Policlínico voy al locutorio y llamo diciendo que podría corresponder a una intoxicación  crónica con Talio. Tres días después recibo la información que junto con un médico de Cleveland  habíamos hecho el diagnóstico. Recuerdo que en el periódico de FEMEBA me hicieron una pequeña entrevista. Así comencé a tener idea del futuro de Internet. El otro hecho ocurrió hace unos quince años en un curso de posgrado al finalizar una charla sobre la relación médico paciente. Se acerca un médico  y me comenta que se la había muerto un hijito muy pequeño y que fueron a hablar con el sacerdote del pueble quien les dijo que Dios se la había llevados a su lado. Salieron algo mejor pero cuando llegaron a su casa y vieron la cuna vacía se preguntaron por qué Dios había hecho eso. Dejaron de ir a la iglesia al punto de no hacer más el reverente saludo al pasar por la capilla. Había en aquel lugar una imagen de LA PIEDAD y una leyenda que decía: “La  enfermedad y la muerte es ajena a la voluntad de Dios, sólo la muerte biogénica  pertenece al cosmos lo demás  pertenece al caos. Mi interpretación de la frase y ayudado por la imagen de la Piedad es el dolor de Dios ante la muerte de cualquiera de sus hijos”.
César Mc Coubrey

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