Dr. Gustavo Fernando Díaz

10 de Septiembre de 201512:09

La muy bella ciudad de Sierra de la Ventana ha visto nacer, crecer irse y volver al doctor  Gustavo Fernando Díaz. Su apellido está en el inventario del pueblo, ya que desde 1915 tres generaciones de españoles provenientes de Galicia y Asturias sentaron raíces en esta interrupción de la inmensa llanura pampeana. Nacido el 5 de octubre de 1971, este médico pediatra que estudio en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y se formó en  los hospitales Leónidas Lucero y Penna de Bahía Blanca, tiene un inmenso compromiso social, tan grande como los cerros que rodean el la ciudad.

Gustavo, ¿sos parte del paisaje?
Sí y No. Sí, porque este es mi lugar, mi tierra, están aquí mis afectos y  mis muertos. Y no, porque la magnificencia del lugar lo empequeñece todo. La sierra encierra en cada en cada piedra algo que te minimiza y cuando uno toma conciencia de eso se ubica en tiempo y espacio y se rinde ante lo natural.

Es la primera vez que entrevisto a un médico que además es Bombero Voluntario. No es habitual la conjunción de ambos roles. ¿Cómo conviven en vos estas actividades?
El médico estudia, se perfecciona, y se capacita no para curarse él, sino para curar a los demás. El Bombero hace lo mismo para socorrer al que lo necesita ante una situación límite que no puede controlar y requiere su ayuda.

Eso se llama tener vocación de servicio.
Te vuelvo a decir Sí y No.  Sí, porque uno acude como médico y como bombero cuando y donde lo necesitan. Y No, porque no podría hacer otra cosa. Está en mi sangre hacerlo, y si no lo hiciera no sería yo.

Le propongo que pese a que la columna es sobre médicos, hoy toquemos tangencialmente dicha profesión y me permita indagar en sus tareas comunitarias. 

¿Bombero? ¿Por qué y desde cuándo?
Soy Bombero porque , gracias a Dios, pude cumplir el sueño de muchos chicos que desean serlo y luego no lo concretan. Desde hace 12 años soy oficial 3º y trabajo en la capacitación de emergencia.

¿Alguna otra tarea aparte de la medicina?
Sí, aunque está muy relacionada. Junto a mi mujer la doctora Lucrecia Dube, médica clínica, formamos parte de un equipo, trabajando con niños de hasta 5 años, dentro de la franquicia Conín, presidida por el doctor Abel Albino.

¿En qué consiste?
Es una ONG llamada "Grandes para Chicos", ubicada en Saldungaray. Allí se trabaja con las mamás y los niños en riesgo. Son un total de 25 madres y un equipo formado por asistente social, psicóloga, estimuladora, nutricionista, psicología social y colaboradores.

¿Cuál es la recompensa de estas tareas solidarias?
¡Enorme! Con el paso del tiempo lo único que recibimos son grandes satisfacciones. Damos las herramientas para el desarrollo pleno del cerebro del niño y de esta forma poder desarrollar todo su potencial intelectual y ser libres.                                                                                
Me despido con un abrazo y mucha emoción, provocada por encontrar que los valores humanos básicos están intactos en personas como Gustavo Fernando Díaz.
 
César Mc Coubrey
 

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