¿Cuál es el origen del apellido?    
                  

Soy descendiente de croatas. Mi abuelo lo era, aunque en esa época el país se llamaba Yugoslavia y por el lado materno mi abuelo era italiano. Mi padre trabajó en los frigoríficos durante 43 años, comenzó como mensajero hasta ocupar el cargo de jefe de Oficina de Tiempo, donde se liquidaban los sueldos de más 15 mil  operarios, todo a lápiz.     
  

¿Qué puede contarnos de su infancia  y de la adolescencia en una ciudad tan cosmopolita?

Mi infancia transcurrió entre el potrero, la escuela, amigos  y una familia que me inculcó valores, como el respeto, la honestidad y altruismo. Mi adolescencia fue fantástica. A fines de los 60, principios de los 70, teníamos pasión por la música, las chicas y el fútbol. Tuvimos un grupo musical y a los bailes iban las chicas. El combo era perfecto.  Los sábados  nos juntábamos con todos los muchachos para darle a la redonda. El estudio y la diversión me marcaron. El recuerdo es maravilloso.

 

La historia le tenía reservado un lugar importante a Berisso, porque desde allí el 9 de octubre de 1945 el sindicalista Cipriano Reyes comenzó a reclutar trabajadores que junto a los de La Plata, Avellaneda, Lanús, Banfield, Quilmes y San Martín, entre otros, iniciaron la marcha que culminaría en el 17 de octubre de 1945 con epicentro en Plaza de Mayo.                                                                                                            

 

¿Dónde y cuándo se recibió de médico?

Me recibí a los 24 años, pero como pedí prórroga para incorporarme al servicio militar, me destinaron a la provincia de Chubut para cumplir una acción social (era un plan piloto entre la fuerza y el ministerio de Salud Chubutense) y fue una experiencia inolvidable desde lo profesional y humano, ya que estaba destinado a cumplir funciones en el Hospital de Rawson como médico general. Cuándo finalicé, coincidió la fecha para rendir el examen de residencia  y logré acceder al Hospital Interzonal General de Agudos “Gral. San Martín” de la ciudad de La Plata en la especialidad de Anatomía-Patológica, dónde actualmente me desempeño en el área de Patología de la Unidad de Trasplante renal Craisur (CUCAIBA).               
                                                                       

¿Cuéntenos sobre su familia?

Empiezo por la última incorporación, Isidro, nuestro nieto, que es un regalo de la vida. Silvia es mi mujer, llevamos 33 años de casados y tenemos tres hijos maravillosos y excelentes personas. Mercedes (32), médica especialista en terapia intensiva quien realiza el tercer año de la residencia de Anatomía-Patológica.  Juan Ignacio (26),  estudiante de abogacía y Agustín (23), estudiante de Ingeniería.

 ¿Y los amigos?

Junto con el doctor Carriquiri, uno de los mejores consejeros que tuvo FEMEBA, tiene un espacio en donde pasamos momentos inolvidables, con cabalgatas sumamente divertidas y noches donde la única compañía es el cielo, un costillar al asador y nosotros con las historias que a través de los años se vuelven repetidas y cada vez más graciosas con un vaso de vino de por medio. De igual modo los buenos amigos que coseché en las Olimpíadas Médicas de FEMEBA donde participé con la delegación de Berisso en fútbol y tenis (pasando categorías desde libres hasta Máster),

 

Respecto al trabajo médico y a su especialidad en trasplante renal, entiende que  como en toda actividad la dedicación, el compromiso y el placer de hacer lo que a uno le gusta, más las adecuadas técnicas quirúrgicas y la introducción de nuevos medicamentos, junto a un equipo multidisciplinario de excelencia, logran que se alcance el único objetivo que rige su vida y la de sus colegas: obtener muy buenos resultados para los pacientes. 

“Tanto en mi laboratorio privado como en el Hospital, el trabajo profesional requiere suma atención y decisiones rápidas, ya sea diagnosticas y/o terapéuticas y para esto, estoy permanentemente capacitándome ya sea, a través de artículos, trabajos que presento en actividades científicas dentro y fuera del país, además de conferencias donde expuse mi experiencia en la patología del trasplante renal”.             

A modo de reflexión, Ricardo Skare afirma que “le debo a la vida ésta posibilidad que me dio con mis defectos y virtudes, de vivirla con mi familia, amigos de la vida y del trabajo”.

 

Para FEMEBA Hoy. César Mc Coubrey