Preguntar por el Dr. Olivera y recibir como respuesta que se trata de alguien casi de la familia de todos fue una constante. Por las mañanas, este médico recibido el 28 de diciembre de 1967 atiende en el Hospital Municipal de Tres Lomas, por lo que pactamos la entrevista para la tarde, en su consultorio.

 

Una vez allí, el Dr. Olivera nos cuenta que es nacido y criado en Tres Lomas, y dice conocer vida y obra de su pueblo, así como su pueblo lo conoce de la misma manera a él. “Hice la escuela primaria y fui de los primeros egresados del Instituto Mariano Moreno, todo en Tres Lomas. Me fui a estudiar a La Plata y en el año 1983 volví a mi pueblo para ejercer esta amada profesión, a la que elegí por vocación. Como soy el único pediatra, estoy disponible durante las 24 horas del día”.

¿Dónde hizo la residencia?

La de medicina general la hice en el Hospital Interzonal de agudos Evita de Lanús, realizando las correspondientes guardias de pediatría y en ese servicio, entré en la carrera médico hospitalaria después de la residencia. El 20 de noviembre de 1974 recibí el título de Pediatra.

 

Este médico que en sus ratos libres disfruta haciendo asados en el patio trasero de su casa junto a Pupi, su perrita, nos cuenta que la relación del pediatra con los familiares de los pequeños ha variado considerablemente con el tiempo. “Antes los padres se resistían a que les extrajeran sangre y ahora al segundo día de fiebre te están pidiendo análisis. Para los médicos es mejor, ya que nos da más tranquilidad”.

 

¿En qué se diferencia la actual generación de médicos con la tuya?

Los médicos nuevos examinan menos a los pacientes y enseguida piden demasiados estudios. Ojo que no desconozco lo extraordinario que resultan las ecografías, las RMN o la TAC, pero a mi gusto gastan demasiado dinero y encarecen la medicina. Creo que muchos pacientes están sobre medicados.

 

Queremos saber un poco más de su vida. Este hincha de Boca, que en sus años platenses iba a ver a Estudiantes de local, nos relata que jugó fútbol, básquet, y después de los 33 años tenis, hasta que lo operaron de cadera y tuvo que abandonar. También nos habla de sus amigos, “un grupo reducido con quienes comparto almuerzos o cenas, siempre con un buen vino”.

 

Para el final, nos relata una anécdota de su vida de estudiante universitario. “En el primer año concurrí a una manifestación de una agrupación estudiantil, en las calles 7 y 54. A los dos minutos de haber llegado al lugar apareció la policía, tratando de agarrar estudiantes para detenerlos y llevárselos. Comencé a correr hacia calle 8, y pese a nunca haber jugado al rugby, soporté varios tackles, manotazos y tirones de ropa, pero nunca paré de correr. Habré corrido entre 8 y 10 cuadras cuando me animé a mirar para atrás y al no ver ningún policía detrás de mí, me dije:

¡Raulito estás salvado!

 

César Mc Coubrey