“Todos queremos ser ganadores”
El doctor Antonio Guillermo Marcone es un referente de las Olimpíadas Médicas de FEMEBA, razón por la cual portó la antorcha olímpica en dos oportunidades. Este olavarriense nacido en el 42 siempre fue un enamorado del deporte. “En el barrio jugábamos a quién daba más vueltas a la manzana corriendo y al fútbol en la canchita Quilmes. En el Colegio hice todos los deportes, rugby, vóley, básquet, atletismo, de todo. Y participaba en todos los torneos que hubiera”.
Antonio, o “Coco” como le dicen todos, es hijo de un inmigrante italiano que combatió en la 1ª Guerra Mundial y de una argentina hija de sicilianos. De familia pujante, comenzó a trabajar desde chico. “A los 11 años arranqué en la Peluquería Oriolo, en Rivadavia y Del Valle, para hacer mandados, limpiar y cepillar. Luego trabajé en el estudio de Fotografía “Foto David” en Cnel. Suarez 2850, cuyos dueños eran David Fridman y Miguel Grutzky. Más tarde ingresé como repartidor en la Sodería de José Vigo, en Pringles y Balcarce. Los sábados a la tarde trabajaba con el Martillero Mariani. Fui pintor de Obras con Don Manuel Ardanuy, gomero en lo de Victor Rao, en Colón casi Alsina, ayudante en el Bar de Taverna, en Del Valle y Pringles. Además fui cobrador desde los 13 hasta los 18 años en la Compañía de Ahorros y Préstamos La Monumental. Cuando terminé el secundario me mudé a Córdoba para estudiar, y lo primero que hice fue buscar trabajo. Tomaba una calle y entraba en todos los negocios que encontraba. Esto me dejó una enseñanza invalorable que me sirvió para enfrentar y manejar las diversas situaciones a las que estamos expuestos en la vida”. Y remata agregando que en la Facultad vendía sus apuntes de clases teóricas a una Editorial que hacía copias para vender al estudiantado.
Ya en Córdoba, ingresó como practicante en el Hospital San Roque, donde se mantuvo hasta recibirse. Allí conoció a Yolanda Beatriz Martinesi, su actual esposa, quien era Directora del Servicio Social y docente de la Universidad. “Ella viajaba todos los días desde su ciudad natal, Alta Gracia, para trabajar en Córdoba Capital. Nos casamos y formamos una familia con nuestros dos hijos, que ya son adultos”.
A los 25 años se recibió de Médico Cirujano y en enero de 1969 volvió a Olavarría y trabajó como Médico Clínico Cardiólogo. Se desempeñó en diversos centros de salud como médico de guardia, cardiólogo y clínico en los hospitales Dr. Cura, Ferroviario, de Hinojo en la unidad 2 Sierra Chica, en salas de primeros auxilios y otros tantos establecimientos, hasta que ingresó a la empresa Cementos Avellaneda como Medico Laboral. “Simultáneamente me desempeñaba como cardiólogo en el consultorio donde todavía sigo trabajando. En 1977 cursé la especialidad de Medicina del Trabajo en Universidad de Buenos Aires”.
En 1978 creó en Olavarría un Centro Cardiológico (CEREC) con los doctores Angeletti, Lettieri y Luchini. En 1992 el mismo grupo creó el C.I.C.O. (Centro de Estudio y Tratamiento del enfermo Cardíaco), sumando a los doctores Zeberio, Berterreix, Seijo y Violante). El mismo funciona en el hospital Dr. Hector Cura con un convenio inédito y único en el país, el cual permite que la salud cardiovascular llegue con iguales posibilidades a los más carenciados. “Me gusta ser médico, poder asistir y ayudar a la gente. Aconsejar lo mejor a cada persona que está pasando por una situación difícil”.
“Coco” hace una hora de actividad física todas las mañanas. “Mientras trabajaba y estudiaba abandoné la actividad física, pero a los 40 años retomé y participé en las Olimpíadas Médicas locales. Al año siguiente concurrí a las Provinciales de FEMEBA, donde gané muchas pruebas. También participé varios años en las Olimpíadas Nacionales, que eran torneos terriblemente competitivos, los Círculos Médicos buscaban atletas de cualquier lugar y los afiliaban para salir campeones. Aunque ahora disminuyó la competitividad, en el fondo todos queremos ser ganadores”.
Incentivado por los logros obtenidos, el doctor nos cuenta que luego formó un equipo con un grupo de amigos (masita Ferrari, el gato Amoroso, el bombero López y De los Santos) y viajaron a torneos de atletas veteranos, tanto nacionales como internacionales. “Participamos de varias maratones en Buenos Aires. Y en 1999 participé del Campeonato internacional de atletas veteranos realizado en Inglaterra”.
Antonio nos demuestra que lo más importante en el deporte es la voluntad. “Al levantarme a la mañana lo primero que pienso es vencer el ocio. Soy conciente que en algún momento, por la naturaleza humana, me va a vencer. Pero mientras le voy a dar batalla. Tengo presente prioridades diarias que no debo abandonar, dentro de las cuales está la actividad física. Hago una rutina muy variada y entretenida. Siempre entreno solo, como loco malo, lo disfruto más que concurrir a las competencias. Tengo alrededor de 400 medallas y trofeos. Fui portador de la antorcha olímpica en dos ocasiones, en las que sentí algo tan especial que es difícil de describir, pero mientras agradecía muchísimo el reconocimiento, a la vez pensaba si era justo merecedor de esa distinción. En el fondo siento que lo merecen todos los que se ponen los cortos y van a disfrutar esa semana que esperaron día a día durante el año”.
Por último, el doctor Marcone expresa su reconocimiento. “Es un gran esfuerzo de la Secretaría de Deportes de FEMEBA la organización y coordinación de las Olimpíadas, con el fin de promover el cuidado de la salud y la camaradería entre colegas de todo el país. Muchas gracias por todo lo que nos ofrecen y nos dan”.