Entrevista Dr. Aníbal Ramón Iriarte

28 de Marzo de 201514:48

Aunque Ayacucho, lugar donde nació Aníbal Ramón Iriarte (73), como Coronel Dorrego, donde nací yo, sean ciudades, a los nativos de lugares similares de nuestra Provincia nos gusta decir “nuestro pueblo”, porque da más sensación de pertenencia que “nuestra ciudad”.

Sobre esta coincidencia iniciamos la charla con el Dr. Aníbal Ramón Iriarte que acompañado de su esposa, con la que comparte la vida desde hace 44 años, nos recibe en “La Buen Gusto”, confitería ubicada en la más céntrica esquina ayacuchense, que esta frente a su casa  y en la misma cuadra donde estaba la casa de sus padres.

Hablaba de coincidencias y la segunda que encontramos en la incipiente charla es mi comentario que en mi pueblo, frente a la plaza había, hace muchos años, una confitería que se llamaba “El Buen Gusto”.

Esto le permite recordar otras épocas y rápidamente me comenta que aquí, a los 4 o 5 años, venia, después de almorzar a ver a su padre jugar al Casín, atractivo juego donde los 5 palitos en el centro de la mesa de billar le despertaban curiosidad y me describe que había un gran salón con espejos, una barra grande y varias mesas con las clásicas sillas de madera con apoya brazos. El recuerdo continúa y ahora mano a mano, porque su señora con un clásico: “Los dejo para que conversen tranquilos”, se alejó del lugar y permitir que sonriamos al recordar que en lugares como estos en “nuestros pueblos” concurrían señoritas y jóvenes, conocerse, noviar y en muchos casos terminar en matrimonio.

Dos hombres solos, casi sin conocerse encuentran en el Fútbol un tema de conversación.

¿Así que hincha de Rácing? me dice ante mi identificación académica y me cuenta...

Como rojo, aunque no fana y por tener 2 grandes amigos que han cometido tu mismo error en la elección (¡los odio pero poquito!!!).

Tuve el privilegio de estar en el centenario de Montevideo y ver el golazo del Chango Cárdenas cuando ganaron la Copa Intercontinental. ¡¡Hasta yo lo grité con el alma!!

Lo interrumpo para contarle que yo presencié el partido de vuelta en el cilindro y pese a que mis amigos me insistieron y me ayudaban con dinero, no me animé a viajar solo a Montevideo.

El relato futbolístico me interesa y le pido detalles...

“Resulta que uno de estos amigos que vivía conmigo, siendo ambos estudiantes avanzados en nuestras carreras, él de Economía y como ya en esa época había crisis, para viajar te daban con el pasaje del aliscafo 300 dólares turista.- el hizo cálculos que ratoneando al máximo, yendo a la popu, comiendo pancho y durmiendo en el puerto gastaríamos 150 dólares y vendiendo el resto en negro recuperaríamos los pesos invertidos y allá fuimos. El negoció nos salió muy bien, casi no gastamos nada.

Lo veo vital y se lo digo y no solo asiente con un rotundo “me siento aun entero y con proyectos futuros y entre nosotros, los que me ven, me ven muy bien”!!!

Su ficha personal la describe con locuacidad y sin dudar: “Estoy casado y muy feliz hace 44 años con la misma mujer, cosa que es mucho decir. Tengo 2 hijos, una mujer de 43 años, que me dio 3 hermosos nietos y un hijo de 38 años que me dio otros 2 hermosos nietos.

Revela una verdad que es común a gente de nuestra generación: “Cuando vienen a visitarnos me encanta que vengan y también me encanta cuando se van y volvemos a la normalidad de nuestra vida en pareja”.

“La escuela primaria la comencé en la Escuela N º 1 y después de 2 años pasé a la Escuela Nacional Normal donde me recibí de Maestro Nacional Normal, siempre en Ayacucho, pero como para estudiar medicina era necesario el bachillerato, di equivalencias en el Colegio Nacional de Dolores, egresando como bachiller en 1959.

¿Cómo fue ese tramo de su vida?

“Parábamos junto con un primo, también médico, ya retirado de la profesión, en la modestísima pensión "Los Naranjos ". Recuerdo que pese al calor, tanto de enero como marzo, a los  exámenes libres -escritos y orales- íbamos de riguroso traje y corbata..!!Otras épocas!!. Hijo del pueblo que llega como médico no es poca cosa y como a esta altura de la charla convenimos en tutearnos le pregunto, ¿Cómo te fue?

“Mi vida en Ayacucho a sido y es placentera, antes y después de recibirme y establecerme en el año 1969.

“Siempre tuve trabajo, lo que le agradezco a Dios- porque no debe haber peor cosa que estar capacitado para realizar una tarea -cualquiera- y no encontrar donde y como hacerla”.

“Si bien soy Pediatra, hice Clínica Médica, Cirugía, Traumatología y por necesidad operativa en el Hospital hice una capacitación en hemoterapia en Mar del Plata y fui jefe del servicio”. Variadito, ¿no?

Hoy me dedico a la Pediatría casi con exclusividad y digo casi, pues si alguien solicita mis servicios los presto sin esperar retribución.

Siempre dije que el médico de pueblo, cosa que repito a los jóvenes, si tiene el auto parado frente a su casa, es porque está al servicio de la comunidad.

Contame de tu formación como pediatra y tus guías?

Además del Hospital de Niños de La Plata, estuve en la sala 6ª del Policlínico y recuerdo a los doctores Ciesa Rodríguez, al Dr. Bernardo Manzino que daba clases los domingos y al Dr. Efraín Salvioli, todos brillantes profesores y en el Hospital de Berisso donde hice algo de cirugía, por lo que tenía una formación como para desempeñarme en un pueblo como Ayacucho donde había en ese momento pocos médicos y las circunstancias hacían que hubiera que hacer "de todo un poco".

Quiero recordar también a los Dres Carlos Blanco jefe de la sala 1ª del Hospital de Niños, al Dr. Climent y a quien fue mi amigo y consejero el Dr. Emilio Armendariz.

¿Por qué médico?

Quizá porque mis padres eran farmacéuticos y mi ámbito natural era estar rodeados de remedios. No recuerdo haber pensado nunca en otra carrera.

Tus padres eran de Ayacucho?

Papá sí. Mamá correntina de Monte Caseros. Se conocieron siendo estudiantes en Rosario y en 1938 fundaron acá la farmacia Iriarte que aun existe en manos de mi familia, un sobrino, hijo de mi única hermana la conduce. Mi padre falleció a los 48 años por un ACV cuando yo estaba en 5º año del secundario y al año siguiente me iba a La Plata.

Qué golpe...

Tremendo!!!! ...

El hecho de su prematura muerte hizo que me dedicara con ahínco al estudio y tuve el -no sé si llamarlo honor- de ser, junto con un compañero, creo que se llamaba Oliverio Caminos, el 1º de mi promoción en recibirme.

- Siempre le pregunto a los médicos que entrevisto que hablen de sus experiencias ante los cambios en la profesión. Cuál es la tuya?

“Desde la primera vez que siendo estudiantes fuimos con un amigo a recibir -tendría 22 años- la 1ª DOSIS DE VACUNA SABIN, a una farmacia de la esquina de casa, he visto adelantos tecnológicos que no dejan de asombrarme y los valoro”. “He dedicado a la profesión casi 48 años de mi vida y he pasado por distintas etapas y he vivido cambios en el desempeño de la misma que aun hoy me asombran”.

“En cuanto a diagnósticos y tratamientos de múltiples patologías  me preocupa el individualismo de muchos médicos. Sostengo que deberíamos estar más unidos, trabajar en conjunto, dejando algo de lado el pensar en la retribución y brindarnos a la comunidad, lo demás viene solo”.

¿Algún recuerdo de tu vida estudiantil?

Miles de recuerdos... como olvidarme de las colas para comer en el comedor, el ir los domingos a la mañana a jugar a la paleta al Colegio Nacional y  los imborrables tranvías de La Plata, el 25 de 4 ejes y 8 ruedas que iba a la facultad en construcción. Entre los recuerdo inolvidables figura la fundación en mi casa de calle 13 entre 62y 63 del centro de estudiantes de Ayacucho el cual tuvo un temido cuadro de fútbol del que yo era su arquero titular.-siempre recuerdo un triunfo contra Tandil por 1 a 0.

¿Te mantenías o te ayudaban económicamente?

Tuve la suerte, en 4º año de ganar un concurso de ayudante alumno rentado de farmacología en la cátedra del excelente profesor Dr. Litter que me permitió con la remuneración que cobraba vivir decorosamente y decirle a mi madre que no me enviara mas plata pero que si quería y podía me ayudara a comprar un autito, así tuve mi primer auto Fiat 600, el fitito, en 1965. Seguro que mi vieja me hubiera ayudado igual pero como le tenía terror a mi motoneta Siambretta 125 estándar vino el auto.

Te pido cuentes solo una situación que en casi 50 años de médicos merezca destacarse.

Fue el día que más pacientes atendí en mi vida.

Mes de junio, década del 70 y todo el pueblo enfermo de un difundido cuadro gripal. Por la mañana en el hospital atendí 40 pacientes, a la tarde en el consultorio otros 42 y al terminar me dice la secretaria: “tiene 22 visitas a domicilio para hacer”.

“Después de protestar un rato salí habiendo hecho un croquis para no pasar 2 veces por el mismo lugar. Deje para el final la casa de un amigo y compañero de toda la secundaria. Cuando llego y después de ver a sus hijos me dijo: ¿comiste Aníbal? y al decirle que me moría de hambre y de frío me dijo: Vení, estamos de peña. Un Sr.Battistessa, reconocido cocinero, había preparado una excelente buseca. Me comí 2 suculentos platos, me tome 2 bueno vasos de raspador tinto y volví a casa contento del deber cumplido y con la panza llena.

¿Tu vida de arquero fue fugaz o tipo Amadeo Carrizo?

No tan importante, pero jugué hasta los 62 años. El año pasado lleve a 2 de mis nietos a una playa en Brasil y me prendí en un picadito, Yo como viejo me mandaron al arco, que deportivamente es mi oficio. Tuve una actuación destacada con 3 o 4 atajadas brillantes. Había uno bueno que me brindó un elogio enorme: ¡¡ Ahh pero usted sabía!!

¿Seguís vinculado al deporte?

Por supuesto. Trotamos con mi mujer, despacito – pero trote al fin-  6 kms. 2 o 3 veces por semana, sabemos participar en alguna prueba pues siempre se necesita alguien para que salga último.  Y hacemos ciclismo y tenis a modesto nivel.

¿Aníbal...me cansaste con tanta actividad?

Me levanto temprano, soy secretario del Círculo médico de Ayacucho donde voy por la mañana y también al Hospital porque siempre hay algo que hacer ahí aunque ya este jubilado. Me gusta la música, soy folklorista, canto y rasco-mal pero fuerte- la guitarra y leo periódicamente algo fuera de la medicina, me gustan Mujica Laínez y Sábato”. También recito algunas poesías fundamentalmente gauchescas, de esas lacrimógenas, que si los escuchas han tomado unos vinos y corren las lágrimas. Tengo un excelente grupo de amigos con los que nos reunimos con no mucha frecuencia, como corresponde  ¡¡ A comer!!

Dejo dos cosas para el final de este simpático, amable y al que casi sin conocerlo lo catalogo de... BUENA PERSONA

Una es reflexión: “Soy un agradecido a la vida por permitirme hacer lo que me gusta” y la otra un pedido...

“Espero que las fotos que publiques sean con photoshop y aparezca como Robert Redfor cuando era joven.

El Dr. Aníbal Ramón Iriarte merece ser tratado....es un personaje!!!!

 

Por César Mc Coubrey.

 

 

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